No sé si por tradición o porque realmente sirve para algo, a comienzos de año muchos nos ponemos a reflexionar en lo que hicimos el año anterior y lo que queremos conseguir en el año entrante. Si hay una cosa fácil de llenar es la lista de buenos propósitos que rara vez cumples, pero hace un par de años descubrí que era mucho más realista, más efectivo y también más gratificante ponerse un único objetivo y asegurarse de cumplirlo.
Hace un par de años logré saltar de un avión como desafío a mi miedo a las alturas, y este año pasado me propuse re-aprender y mejorar mi mecanografía. Así que aprovechando el World Typing Day, que se celebra cada año el 8 de enero, justamente de eso quería escribir: de otro objetivo cumplido durante el 2015.
¿Mecanografía?
Suena muy poco ilusionante para ser un “buen propósito” de año nuevo, pero sí. Hace un año y pico me di cuenta de que mi forma de usar el teclado estaba solamente medio bien. Comencé a aprender por mi cuenta siendo adolescente, con un programa de MS-DOS, pero era aburridísimo, requería esfuerzo y demasiada disciplina, así que acabé dejándome el curso a medias. Es decir, que durante todos estos años he estado escribiendo sin mirar, pero sólo usaba correctamente cuatro dedos de la mano izquierda y un par de la derecha. ¿Sería tan difícil reaprender y de paso ganar algo de velocidad?
Eso es lo que me propuse comprobar. Ni demasiado interesante ni muy ambicioso, ¿no? Sin embargo, resultó ser perfecto como “buen propósito” anual:
- Primero, porque era un objetivo claro, medible, pero que iba a requerir atención y constancia, cualidades que necesito desarrollar. Una acción sencilla con un reto muy difícil detrás: repetirla cada día.
- Segundo, porque es una habilidad básica que utilizo todos los días durante horas, así que mejorar en ella me podría traer beneficios tangibles tanto en el trabajo como en mis otras actividades.
- Y tercero porque a finales de 2014 mi lado geek estaba interesándose peligrosamente por los teclados mecánicos y, a modo de autocontrol, me hice prometer que antes de gastarme una pasta en uno de esos cacharros pondría primero algo de mi parte. “Seguro que aún puedes mejorar mucho sin necesidad de cambiar de teclado”, me dije.
Impresiones y resultados
Al comienzo del año me lo tomé muy en serio. Me instalé una app para llevar la cuenta de los días que practicaba, y durante un mes entero no fallé un solo día. Como suele pasar, luego me fui volviendo menos estricto conforme mi vida se complicaba con viajes y trabajo, y con la vorágine de mi traslado a Paraguay llegué a estar más de un mes sin practicar. Las circunstancias me superaban. Por fin, hacia el final del verano, logré recuperar parcialmente el control sobre mi vida y seguí practicando regularmente.
![MyChain para llevar la cuenta ;)](http://la-cajita.es/blog/wp-content/uploads/2016/01/20160109_221100b.jpg)
MyChain para llevar la cuenta ;)
Llegó un punto en que ponerme a practicar no se me hacía nada pesado. Al contrario, los 15-20 minutos de mecanografía diaria se fueron convirtiendo en un rato de desconexión con el mundo, de concentración y ejercicio regular, predecible y mecánico que, en medio del intenso trabajo que tuve durante el segundo semestre, resultaba ser un alivio. A veces nada más levantarme, otras antes de irme a la cama, y otras en cualquier otro momento del día, cuando tenía unos minutos tranquilos por delante.
La velocidad de escritura, por supuesto, fue avanzando con la práctica. Antes de empezar a re-aprender era capaz de llegar a 70 ppm (palabras por minuto) de máximo, pero cuando comencé a tratar de usar bien los dedos sin cometer errores bajé hasta 60 o incluso 50 ppm. Luego, poco a poco pero de forma constante, fui subiendo de nuevo la velocidad. En un mes estaba de nuevo en 70 pero de forma más constante y con menos errores. Semanas después estaba escribiendo a 80 ppm, donde me quedé estancado varios meses. A esta progresión aparentemente regular habría que añadir grandes altibajos cada vez que cambiaba de teclado. Concretamente, me llevó meses acostumbrarme al teclado del Dell XPS 13 que empecé a usar en el trabajo, y en esas 80 ppm pensé que estaba tocando techo.
Pero hasta eso se superó con la práctica: busqué otras webs con nuevos ejercicios y comencé a practicar regularmente en inglés además de en español. Escribir mucho en tu idioma permite que escribas las palabras de corrido, casi en un solo gesto que tus manos memorizan, mientras que practicar en otros idiomas te ayuda a fijar la memoria muscular letra a letra, lo que resulta casi doloroso pero da resultados. Con eso logré llegar a las 90 con regularidad, y hacia final de año ya rompía con frecuencia mi última barrera psicológica: las 100 ppm.
Y con eso llegó el fin de año y di por cumplido mi objetivo… sólo para descubrir que practicar mecanografía se ha convertido en un hábito y en un reto permanente. Todavía puedo mejorar, y seguir intentándolo día a día tiene un atractivo un poco masoquista que a mí, una de las personas más inconstantes que conozco, me resulta extraño e irresistible a la vez. ¡Quiero más de esa mierda!
El premio: mon Cherry
Efectivamente, no necesitaba un teclado mecánico para escribir mejor y más rápido. Pero como mi lado geek seguía haciéndoles ojitos a todos los que veía por la red y qué narices, me lo había ganado, pues me compré le pedí a los reyes magos (#jamásteloperdonaréCarmenajamás) uno de los más baratos que encontré (y de segunda mano) para probar si todo lo que se decía de ellos era cierto.
El teclado en cuestión es un Ozone Strike Battle, un teclado pensado para gamers pero de diseño bastante sencillo para las macarradas retrofuturistas hiperequipadas que se estilan en ese mundillo. Tiene mecanismos Cherry MX Brown, para los frikis que sepáis lo que eso significa. No es una marca de bombones. Para los que queráis saber más sobre teclados mecánicos en general, podéis enteraros aquí.
Llevo apenas un par de días con él pero de momento parece que lo que dicen es cierto: es un poco más ruidoso, y es una absoluta delicia teclear con él, sonido incluido. Sólo por eso ya vale la pena. Sobre si me ayudará escribir más rápido, eso habrá que verlo… con la práctica. Espero no enamorarme demasiado de estos cacharros, porque las siguientes tentaciones salen bastante más caras.
Algunos recursos por si se os ocurre intentarlo
Hay miles de recursos para practicar la mecanografía: programas para diferentes sistemas operativos, cursos online, webs para practicar, jugar o medir tu velocidad… Tras haber buscado y probado muchas de esas herramientas, estas son las que he acabado utilizando a diario:
MyChain – app de Android para llevar la cuenta de los días practicados. Es un poco pobre de aspecto pero funciona muy bien y permite añadir un pequeño botón al escritorio a modo de recordatorio: cada día se pone de nuevo en rojo hasta que lo tocas para indicar que ya has cumplido por hoy. Te permite registrar todas las cadenas que quieras, por si aprender mecanografía fuera poco y además te hubieras propuesto practicar yoga, hacer un dibujo, salir a correr y practicar con la espada láser todos los días.
Typing.com – Esta página es muy buena para aprender desde cero, pero sólo en inglés. Está muy bien diseñada y funciona de maravilla. La recomiendo para comenzar a conectar cada dedo con sus teclas. La usé especialmente para aprender los números de la fila superior, que los tenía pendientes, y para machacar las teclas que peor se me daban, y aún la sigo usando.
Keybr.com – Otra buena para seguir mejorando, letra a letra. De nuevo, le falta el español (que alguien me lo explique), y es una gran limitación, pero la forma que tiene de enseñarte, añadiendo una nueva tecla cuando has dominado las anteriores, funciona de maravilla.
10fastfingers.com – Perfecta para practicar una vez que ya dominas la escritura, picarse un poco con otros usuarios y seguir mejorando, llevando la cuenta de los avances. Comencé usando esta, y es la que más uso a día de hoy. Es perfecta para bajarte los humos cuando crees que escribes rápido, basta con ver cómo teclea la gente.
En fin…
No sé si os servirá de algo esta chapa tan larga sobre algo tan sencillo, pero para los que como yo seáis poco sistemáticos, practicar mecanografía es la excusa perfecta para ejercitarse en la perseverancia, y de paso aprender algo que os puede ser útil en el día a día. ¿O no os pasáis vosotros también horas escribiendo en un teclado? Que me perdonen Siri, Cortana y compañía, pero creo que por mucho que avance la informática aún nos queda teclado para rato.
Para mí lo mejor es haber comprobado que, en aquellas eternas discusiones de mi infancia cuando practicaba hacía lo que fuera para no tener que practicar el violín, mi padre tenía razón. “Si es muy fácil aprender: sólo requiere práctica”, decía. Pero también sé otra cosa que no me dijo en aquel entonces: es practicar lo que es jodidamente difícil.